“Niño, mi niño
vendrás en primavera
te traeré
Gurisito mío,
lugar de madreselvas
te daré”
Daniel Viglietti
En la pasada edición hablábamos sobre el poder que tiene la música para fortalecer el vínculo de la mamá y el papá con el bebé ya desde el embarazo. En ésta abordaremos la manera en que la música puede incidir en el desarrollo del niño.
A partir del quinto mes de gestación el bebé ya puede captar a través de su aparato auditivo los sonidos que provienen de afuera del cuerpo de la madre. De todos los sentidos es el único que permite el contacto con el exterior. El sonido llega al bebé a través de la vía auditiva, de la vía sensitiva (lo que llega a través de la vibración), y también de aquello que la mamá le transmite al escuchar la melodía. Para que la música adquiera un sentido para el bebé es necesario que la misma llegue a través de esta última vía y alguna de las otras dos.[1]
Los sonidos y músicas que el bebé comienza a percibir en su vida intrauterina y los que lo rodearán durante los primeros años de su niñez constituirán lo que llamamos su musicalidad primaria, a la que le damos especial importancia porque sienta las bases para la constitución psíquica e identitaria del sujeto en desarrollo.
Al tener diversos componentes, la música no tiene una única localización cerebral, sino que se extiende en diversas áreas de ambos hemisferios. Es por esto, que si realizamos una buena estimulación musical, el desarrollo del niño se verá beneficiado en sus diferentes dimensiones.
La música que el bebé escucha estando en la panza de su mamá puede ser reconocida luego del nacimiento. Esto nos da la pauta de que existe una memoria, un registro al cual se podrá acceder o no en momentos posteriores de la vida.
Asimismo, la música está estrechamente vinculada a lo emocional. Si la mamá escuchó con agrado determinada canción o le cantó una melodía a su bebé en momentos de especial conexión con su embarazo, luego de nacido esa música va a estar asociada a tal estado emocional. Esas melodías probablemente lo calmarán porque lo remitirán a un momento de absoluta protección y seguridad (cuando estaba en el útero materno).
La música es un estímulo que a nivel cerebral incrementa las conexiones neuronales, promoviendo la integración de ambos hemisferios: el izquierdo (que procesa la información en forma analítica, lógica, lineal y abstracta) y el derecho (cuya especialización tiene que ver con la percepción global, el pensamiento metafórico, intuitivo, imaginativo, espacial).
Estos hemisferios se complementan naturalmente, pero nuestra cultura ha favorecido su disociación; poniendo especial énfasis en los mecanismos propios del hemisferio izquierdo cuando se trata de procesos de aprendizaje, por ejemplo. Sin embargo, el estímulo musical promueve que el sujeto resuelva los problemas y aprenda utilizando recursos más integrados, de manera intuitiva y analítica a la vez; aprovechando la plasticidad neuronal. La música favorece los procesos de aprendizaje (y no únicamente los relativos al conocimiento musical, sino también los vinculados al cálculo y al lenguaje), la capacidad para resolver problemas, la receptividad, la sociabilidad, la atención y la creatividad.
Ahora bien ¿cómo estimular al bebé que está en la panza?
Así como se prepara su ropa, sus juguetes, su espacio, también podemos prepararle un recibimiento musical.
Se puede armar un CD con aquellas músicas que conectan particularmente al papá o la mamá con el bebé. Aquí no hay recetas, cualquier música puede ser usada, siempre y cuando genere sensaciones de disfrute, tranquilidad, alegría o transmitan vitalidad.
El cancionero también puede construirse en papel, con las letras de los temas elegidos. Esta es una buena oportunidad para involucrar a todos los integrantes de la familia. En el caso de que haya hermanos, se pueden incluir las canciones que a ellos les gustan.
Asimismo, se puede jugar a crearle canciones al bebé y repetírselas. De esa manera, además de incorporar dicha melodía, el bebé se familiarizará de una manera cálida con las voces que componen su entorno familiar; a la vez que la familia le irá haciendo un lugar al nuevo integrante a través del juego, la música y el disfrute.
En la próxima edición trataremos sobre la adaptación del bebé a la familia y de la familia a su nuevo integrante a través de la música, que puede ayudar a que este momento sea aún más gratificante y rico en aprendizajes.
[1] Federico, G. 2000. El embarazo musical: Estimulación, comunicación y vínculo prenatal a través de la música. Editorial Kier, Buenos Aires, Argentina.